domingo, 23 de abril de 2017

ANTES Y DESPUÉS DE LA EXPO-92

CURRO sigue trepando por la cortina de mi  ventana
Ayer conté mi experiencia del primer día de la expo-92, pero como tiene un antes y un después, mi experiencia comenzó dos años antes. En la comida anual de la Cámara de Comercio Española en Londres de Mayo de 1990, teniendo como invitado especial al entonces Comisario General de Exo-92, Don Manuel Olivencia, tuve ocasión de proponerle una idea, en mi calidad de Presidente del Consejo de Residentes Españoles. Con la correspondiente copa de jerez en la mano, aperitivo usual de los ingleses, le transmití la idea del Consejo de procurar que los hijos de los emigrantes españoles, tuvieran la oportunidad de, al menos, optar por un puesto de trabajo en la Expo, sobre todo en aquellos en que fuera necesario el hablar inglés. Los jóvenes españoles educados en colegios ingleses desde la niñez, lo hablan mejor que los que han aprendido la lengua en España. El acento es realmente inglés. Que me digan a mi, que hablo inglés con acento español y sin embargo mis hijos hablan español con acento inglés.
La pareció muy buena idea y nos despedimos con un: "Estaremos en contacto". Y así fue. El 15 de Junio le envié toda la documentación que el Consejo de Residentes había elaborado al efecto  y pocos días más tarde, fechada el 28, recibí una amable carta del Comisario, reiterando su mejor disposición al proyecto, que pasaba al lo servicios competentes para su información, Hasta llegó a darme el nombre de su secretaria particular a través de la cual era más fácil contactarle. Sorprendentemente el 19 de Julio de aquel año el Comisario, desde 1984, fue destituido de su cargo y sustituido por Don Emilio Casinello. Se dijo que "que por algunas discrepancias con el Gerente  don Jacinto Pellón que podían poner en peligro el éxito de la exposición", El Londres se corrió la voz de que había sido porque "El señor Olivencia era demasiado honrado". Yo me quedo con la segunda versión. La primera no la creo porque conocí al señor Olivencia lo suficiente para saber que podría quizás discrepar, pero también sabia dialogar.
Con fecha 19 de agosto 1991 enviamos al señor Casinello toda la documentación para ponerle en antecedente de los trámites con su antecesor en el cargo. Tardó dos meses en contestar (ya notamos la diferencia) para decirnos que nos pusiéramos en contacto con las autoridades británicas para solicitar puestos de trabajo en el Pabellón Británico, pero dejando abierta la posibilidad de que el Departamento de Recursos Humanos de la Sociedad Estatal Expo-92, elaborara un plan para los trabajadores españoles residente en el extranjero.
Ya hacía meses que lo habíamos hecho desde agosto y teníamos toda la documentación, plazos y formularios para poder solicitar trabajos de diferentes categorías con las mismas condiciones que el resto de los británicos y la habíamos hecho llegar a los interesados.
El Director de Política Migratória de la Junta de Andalucía nos confirmó en el mes de septiembre, que la Sociedad Etatal Expo-92 estaba elaborando un plan para ofrecer puestos de trabajo a través del Instituto Español de Migraciones (antes Emigración) y las Consejerías Laborales de las Embajadas. 
En diciembre recibimos carta anunciando que había que rellenar una solicitud que para ingresar los datos del solicitante en una una base de datos  disponible en Consulados y Embajadas. La solicitud y el cuestionario llegaron a la Consejería Laboral de Londres el 7 de Febrero, después de que el Consejo de Residente la hubiera solicitado varia veces a Recursos Humanos. Los últimos día del citado mes llegaron cartas, desde Checoeslovaquia dirigidas a clubes, empresas y  asociaciones, tanto española como británicas, que explicaba cómo se había elaborado el plan de selección, entre la Sociedad Estatal. el Instituto de Migraciones, el Ministerio de Trabajo y los Sindicatos UGT y CC.OO. Constaba de seis páginas preguntando si se hablaba Euskara, Catalán o Gallego ¿Se imagina usted a un emigrante o hijo de emigrante aprendiendo esos idioma en un país europeo? Seguían con cuanto querían ganar, si tenían coche o un alojamiento en Sevilla y cuantas horas estaban dispuestos a trabajar. Todo a dos meses de la inauguración, cuando el plazo para las solicitudes al organismo británico había terminando en septiembre y habíamos recibido toda la necesaria, sencilla y escueta solicitud directamente del Department of Trade and Industry Expo92, nos había enviado toda la necesaria documentación en el mes de agosto. Y solo un organismo oficial, no seis como intervenían en España. Con razón dicen los ingleses, "too many cooks, ruin the stew",  o sea, que "demasiados cocineros arruinan el guiso".
Resultado. Ni un solo joven emigrante español pudo encontrar trabajo a través del Consejo de Residentes, pero unos cuantos, no se cuantos, lograron un trabajo en el Pabellón Británico. 
No quiero seguir porque sería interminable, Mi archivo con cartas y documentos es demasiado extenso. Solo añadir que de vuelta a Londres, escribí una carta de agradecimiento al señor Olivencia, que no voy a publicar porque, como decía don Manuel Fraga de una que le dirigió a Franco, "la carta la escribí yo, pero una vez enviada, ya no es mía, pertenece al receptor". Pero si pueden ver una carta enviada a ABC y publicada el 9 de mayo de 1992, si entra en la hemeroteca, y lo publicado en la Vanguardia fruto de una entrevista de su corresponsal en Londres.
Comprenderá usted que me lee, que tengo sobradas razones para recordar lo bueno y lo lo malo de la Expo-92. La política en todo.

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