Acaba de terminar la sesión de investidura en el Congreso de los Diputados y por fin, tenemos Presidente, que se llama Mariano Rajoy, no In Olaf, que significa "por fin" en el idioma galés de Patricia, que quiso ponerle también ese nombre a nuestra casa.
Las dos sesiones de investidura han sido bastante divertidas. La primera por el abandono del hemiciclo de los diputados de Podemos, numerito montado para llamar la atención, ya que tuvieron que volver a sus escaños para votar. Pena que volvieron, porque si no lo hubieran hecho, nos habríamos evitado la segunda sesión de hoy y el escuchar las sarta de insultos, ironías, descalificaciones, críticas y mala leche de Diputado señor Rufián, que se negó a retirar sus insultos. Al menos hizo honor a su propio nombre.
Esperamos que Rajoy pueda jurar su cargo mañana ante el Rey Felipe, que viene de camino de hacer España en Hispanoamérica, donde tiene el prestigio heredado de su padre aunque no haya tenido que mandar callar a ningún impresentable. Como Rajoy ya tendrá preparada su lista de ministros, el lunes ya tendremos un Gobierno funcionando, que no "en funciones". Yn olaf
El Guapo, que ya no lo parece tanto, brilló por su ausencia. Tenía un gran dilema: o votaba que no, desoyendo la decisión del Comité de su Partido. o pasaba por la vergüenza de tener que rectificar su posición del no es no. Ha tenido que dimitir de su acta de diputado, pero no se ha bajado del burro. Ya está pidiendo a su partido con urgencia el Congreso que él mismo ha venido retrasando desde el mes de enero. Hay que tener cara para, después de lo que llovido, querer ahora ser reelegido Secretario General y amenazando con crear otro partido, dividiendo al PSOE. De cualquiera de las formas lo que pretende crear una izquierda radical con Podemos, como ya lo intentó por su odio visceral a Rajoy y al Partido Popular. Allá él con su desmedida ambición y como dice mi amigo Gracián, que es muy buena persona, "Que Dios le coja confesao". Lo que Gracián no sabe es que, además de ser tan guapo, de izquierda radical, anti democrático y enemigo de la derecha, también se declara ateo.
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