Como de política es mejor no hablar; son los políticos los que tienen que hacerlo y no los demás, cada uno con unas ideas distintas. Hoy al abrir Google, aparece un lacito negro en recuerdo de las víctimas del 11M, por lo que he decidido tomarme unas vacaciones de la política y hablar, quiero decir escribir de otras cosas y de otros recuerdos.
El primer recuerdo sea para la víctimas de terrorismo islámico que causó la muerte de 192 inocentes y heridas a un millar, que conmovió a España y al mundo y dió un cambio radical a la política, hace hoy once años. Luctuoso hecho, que debe permanecer en nuestras memorias, como permanecerá en la de los familiares de las víctimas.
El segundo recuerdo es personal, más placentero y más antiguo. Me vino a la memoria porque ayer Javier Moya, presentador del programa "La Parihuela", que Radio Sierra de Aracena, emite dos veces a la semana, me invitó a participar en él. El programa viene emitiendo una serie dedicada a la Semana Santa en los 27 pueblos serranos. Tengo que confesar que no tenía la menor idea, porque no suelo oir la radio más que en el coche y solo sintonizo música. Por supuesto acepté con mucho gusto y los oyentes de RSA, pudieron oírme ayer tarde contestando a preguntas sobre la historia, antigua y moderna de nuestra Semana Santa.
Esto me recordó los tiempos en que acudí varias veces a dicha emisora a algunos debates y programas, cuando presenté mi candidatura al Ayuntamiento y luego, ya siendo concejal, entre el 1999 y el 2003.
Lo primero que me vino a la memoria fue un frase, copiada del Conde de Romanones, "Joé, que tropa", cuando vi el resultado de las elecciones. El Partido Popular había bajado de tres concejales a dos. Como el Conde de Romanones, si me hubieran votado todo los que me dijeron que si, hubiera sido alcalde. Me hacía mucha ilusión. Quizás venía en la sangre, los genes o el ADN. Mi tío Francisco había sido alcalde del 1916 a 1923. Le sucedió mi padre, a quién lo amigos le llamaron "alcalde perpetuo", del 24 al 31, del 33 al 36 y del 38 al 63. Un total de 35 años dedicado a su querido pueblo.
Esto me recordó los tiempos en que acudí varias veces a dicha emisora a algunos debates y programas, cuando presenté mi candidatura al Ayuntamiento y luego, ya siendo concejal, entre el 1999 y el 2003.
Lo primero que me vino a la memoria fue un frase, copiada del Conde de Romanones, "Joé, que tropa", cuando vi el resultado de las elecciones. El Partido Popular había bajado de tres concejales a dos. Como el Conde de Romanones, si me hubieran votado todo los que me dijeron que si, hubiera sido alcalde. Me hacía mucha ilusión. Quizás venía en la sangre, los genes o el ADN. Mi tío Francisco había sido alcalde del 1916 a 1923. Le sucedió mi padre, a quién lo amigos le llamaron "alcalde perpetuo", del 24 al 31, del 33 al 36 y del 38 al 63. Un total de 35 años dedicado a su querido pueblo.
Pues si. Era de derechas y fue también Jefe Comarcal de Falange Española y miembro de las Cortes en el Grupo de Padres de Familia. Vamos lo que ahora llaman un "facha". Pero puso siempre a su pueblo sobre todo lo demás y fue el alcalde más demócrata que ha habido en Higuera. Lo fue con la Monarquía de Alfonso XIII, con la Dictadura de Primo de Rivera, con la II República y con la Dictadura de Franco, hasta su fallecimiento en 1963. Se puede decir que murió con las botas puestas y con la vara en la mano. La misma vara que ahora cuelga en mi despacho y que le regalaron unos amigos con motivo de los 25 años de alcalde en 1952. La que yo tenía en mente usar si mis paisanos lo hubieran querido.
Hubiera sido un cambio. No como el que quieren algunos ahora, sino creo que para mucho mejor. Con mis cargos político y sociales, del lo que no hace falta hablar hoy, y mi experiencia de 34 años en el país de más tradición democrática, creía que las cosas se podían hacer mejor si todos los representantes del pueblo pudieran trabajar juntos. Es decir; sin oposición, que se deber deja para el Gobierno. Me explico: Que en Higuera, en vez de cinco concejales en el gobierno y cuatro en la oposición como ahora, sería: un alcalde, el más votado, y ocho concejales, cada uno con un cometido y una responsabilidad trabajando juntos por el bien del pueblo. No pudo ser. Lo sentí y me dolió, pero puse el mayor interés en cumplir con los que me dieron el voto y aguanté los cuatro años reglamentarios, haciendo lo poco que me dejaron hacer. Si, me queda la satisfacción del deber cumplido y el ver que algunas de las cosas, que entonces "no eran convenientes o no se podían hacer", se hicieron cuando yo ya no estaba. Pues bueno, ahí están.
También me recordó los años en el Reino Unido y los programas de Radio Spectrum Internacional de Londres, a la que me invitaba mi amigo el presentador de los programas en español, el argentino Bruno Giorgi, a quien recuerdo con afecto. Pero de eso hace ya más tiempo y lo vamos a dejar para otra ocasión.
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