Me acabo de enterar, nada má abrir el ordenador, de que hoy 21 de Enero, es el aniversario del nacimiento de La Faraona. Comparte aniversario con Carlos V, Rey de Francia, Ignacio Allende, militar insurgente mejicano, Oscar II, Rey de Suecia, Henry Duparc, compositor francés, Cristóbal Balenciaga, modisto español, Cristian Dior, modisto francés, Ricardo Zamora, futbolista español, Igor Moiseyew, bailarín ruso, Marcelino Camacho, sindicalista español, Plácido Domingo, tenor español e innumerables personajes más que harían la lista interminable. Pero si les interesa, pueden verla en Internet que lo sabe todo. De estos que he relacionado, por haber sabido de ellos, solo he tenido ocasión de hablar con dos de ellos. Lola Flores y Plácido Domingo.
Y como para Patricia y para mi fue una experiencia inolvidable, voy a contarlo, aunque solo sea por el placer de recordar aquellos momentos. No creo que pueda añadir nada a sus biografías, que supongo todos mis lectores conocen, quizás mejor que yo.
En el verano de 1972 fuimos a pasar el último fin de semana de las vacaciones al Puerto de Santa María. Al Hotel que entonces era Parador de Turismo, a la entrada de la playa de Valdelagrana, por la carretera hacia Cádiz y cuyo nombre no recuerdo. El Sábado, esperando la normal aglomeración en la playa, nos quedamos en la piscina del Hotel, como lugar más seguro, ya que los niños tenían solo 7 y 4 años. Por allí apareció Lola Flores que vino a ocupar una tumbona al lado de la nuestra, y nos saludó con un ¡buenos días! y un ¡que niños más monos!, que nos dio motivos para entablar conversación, hasta que nos fuimos a comer. Chapurreó en inglés cuando se enteró de que Patricia hablaba poco español y pasamos un rato muy divertido. ¿Qué voy a decir yo de Lola Flores que los españoles no sepan?. Simpática, amable, natural, graciosa espontánea, hasta el punto de que cuando Patricia le pidió si le podía firmar un autógrafo, sacó un bolígrafo del bolso, le pidió un libro que tenía en la mesita y le firmó un cariñoso recuerdo. Siempre lo guardó y le gustaba mucho enseñarlo a las amigas como prueba de haberla conocido. A lo mejor alguien lo encuentra un día
en la biblioteca pública, porque se me escapó entre los que fueron a parar a la misma después de su fallecimiento.
Por la tarde (a las cinco de la tarde lorquiana, más o menos) fuimos a una corrida invitados por nuestros buenos amigos José Luis Galloso y Rocío Melgarejo. En una barrera cercana estaba La Faraona. José luis, que toreaba, le brindó el segundo toro a Patricia y le cortó las dos orejas. Otra cosa que nunca olvidó y que le hacía sentirse muy orgullosa, especialmente cuando se lo contaba a sus amigas inglesas. Aquella noche actuaba Lola en una discoteca que había en los jardines del palacio o medio palacio de la Marquesa de Osborne. Allá que fuimos después de cenar y dejar a los niños al cuidado de una canguro que nos proporcionó el hotel. Ya había leído la crítica de un periódico neoyorquino que, con motivo de una actuación en el Madison Square Garden, publicó la frase: No sabe cantar, no sabe bailar, pero no se la pierdan. No nos la perdimos y comprobamos que sabía cantar y sabía bailar con una pasión, un estilo y una voz única que le dio fama por todo el mundo. Uno años más tarde la vimos otra vez en Londres, pero no tuvimos ocasión de saludarle.
Como han podido comprobar, hoy he pasado del revuelto asunto de la política. Un día de descanso. Mañana el Rey recibirá a Sánchez y a Rajoy y no habrá noticias (si las hay), hasta más tarde, aprovecharé la mañana para contar lo de Plácido Domingo.
Como han podido comprobar, hoy he pasado del revuelto asunto de la política. Un día de descanso. Mañana el Rey recibirá a Sánchez y a Rajoy y no habrá noticias (si las hay), hasta más tarde, aprovecharé la mañana para contar lo de Plácido Domingo.
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