El 11 de junio del 2011 publiqué en este blog un artículo con el mismo título que recibió vario comentarios, Me alegra mucho recibir comentarios porque es señal que alguien me lee. Por eso nunca los borro, digan lo que digan, porque soy defensor a ultranza de la libertad de expresión y por otra parte, los insultos no me hacen daño. "Es malo que hablen mal de uno, pero es peor que no hablen", decía Oscar Wilde.
Acabo de leer en ABC digital, un encuesta sobre si los políticos deberían tener una preparación adecuada o no es necesario. A las seis y media de la tardea el resultado avala mi personal opinión de hace más de tres años. SI, el 97,4 %, NO, el 2,4 % y NO LE IMPORTA el 0,2 %.
Mi amigo Gracián me comenta que el problema es que muchos de los que tienen la suficiente, adecuada o necesaria preparación, ya tienen un trabajo y una posición y no les interesa la política. A todos los demás les interesa, más el dinero que el cargo y luchan por estar en una lista y poder vivir de la política en vez de vivir para la política.
En el mencionado artículo relacionaba una serie de los políticos de entonces con sus carreras universitarias. Muy pocos de ellos necesitaban la política para vivir. Pero claro, hay muchos que buscan una salida sin más preparación que la que han recibido del partido en el que militan. Y está claro cómo tienen que actuar: A las órdenes del jefe. ¡Yes bwana!, dicen los ingleses.
Parte del problema es la cantidad de políticos que hay en nuestro sistema. No hace falta acudir a internet o a la calculadora. En mi pueblo, de 1,409 habitantes en el 2010, hay nueve políticos en la corporación municipal. En España hay más de 8,000 pueblos. Existen además, las diputaciones, las mancomunidades, las autonomías, el congreso de los diputados, el senado y las instituciones que se me olviden. Pero además tenemos políticos en las cajas, en los bancos, en los sindicatos y, lo que suma un montón más, en todas las instituciones y empresas estatales.
¿Quién será capaz de ponerle el cascabel al gato?.
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