Así se le llama a la unión de dos personas del mismo sexo, según la Ley aprobada por el Parlamento el 30 de junio de 2005 por 187 votos a favor y 147 votos en contra y recurrida por el Partido Popular ante el Tribunal Constitucional.
Al cabo de siete años, cuatro meses y seis días, el T.C. ha desestimado el recurso, por lo que la Ley es plenamente constitucional y por tanto, hay que acatarla. La decisión ha sido tomada por ocho magistrados (siete progresistas y uno conservador) de los once votos emitidos y cabe destacar la abstención del magistrado Fernando Hernando, que fue propuesto por el Partido Popular. Este resultado pone en evidencia la interferencia política en la Justicia. Progresista es sinónimo de izquierda y conservador sinónimo de derechas, por lo que la independencia de la Justicia es un puro cachondeo. Ya dijo Alfonso Guerra que "Montesquieu había muerto" y Felipe González aquello de "¿No hay quien le diga a los jueces lo que tienen que hacer?". Se ha demostrado que efectivamente, Montesquieu murió hace ya 257 años y que los jueces siguen las directrices de los partidos que los proponen para el cargo.
Creo que fue Miguel de Unamuno el que comentó que para elegir los altos cargos de los jueces, deberían ser estos los electores. No falto de lógica, porque son los propios jueces los que saben la verdadera valía de sus compañeros para ocupar los cargos y no los políticos de turno. Independencia de la Justicia en una palabra.
Como España es diferente, se nos dan y, desgraciadamente se darán casos como este, que ya no tiene vuelta de hoja. Lo que si tiene vuelta de hoja es la lentitud de la Justicia y especialmente en el Tribunal Constitucional, que permite, en casos come este, que más de 22,000 parejas del mismo sexo hayan contraído matrimonio gay.
La ley hay que acatarla y cumplirla, nos guste o no nos guste y si no sirve, debe haber medios para cambiarla. Debe quedar claro que el Partido Popular, no estaba en contra de la unión de dos personas del mismo sexo. Desgraciadamente es un hecho que existe y no podemos olvidarlo, pero ¿tiene que llamarse matrimonio?. Yo le puse un nombre desde un principio, porque me molesta que mi matrimonio esté a la misma altura que la unión antinatura de dos hombres o dos mujeres. Le puse el nombre de Arrebujo sexual y pienso llamarle así porque eso es lo que es. Una desviación sexual mucho más fuerte que el amor que pueda existir entre ellos o ellas.
Y además es una discriminación clarisima contra las demás uniones, ya sean matrimonio religioso o civil o parejas de hecho. Una discriminación financiera. Me explico. Cuando el hombre, en una de las tres citadas uniones, muere, la viuda seguirá cobrando una llamada "pensión de viudedad". En el arrebujo sexual, ¿quién es el hombre y quién es la mujer?. ¿Quiere decir esto que ambos tienen derecho a la pensión de viudedad?. Pues no estoy conforme.
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