domingo, 4 de julio de 2010

DEPORTE




Hace dos años, un domingo como hoy, estábamos mi mujer y yo en Inglaterra. En un pueblo costero llamado Worthing, muy cercano a Brightron, con un tiempo inseguro, y borrascoso. Jugaban la final de Wimbledon Rafa Nadal y Roger Federer y los ingleses estaban a favor del primero, así me lo decían en el hotel y en los pubs. Por supuesto almorzamos temprano (de la hora española) y nos dispusimos a ver el partido tranquilamente en nuestra habitación. Por dos veces se interrumpió el partido por la lluvia y la segunda vez nos fuimos a dar un paseo por la playa, con un viento borrascoso que casi tumbaba. Vimos a unos jóvenes sobre patinetes, que cogían velocidad solo con la fuerza del viento. Se me ocurrió preguntarles cómo iban a volver y demostraron que eran ingleses pero no tontos, porque respondieron: "We have a car waiting at the end of the promenade."
Volvimos al hotel y pudimos ver la victoria de Nadal, primera en Wimbledon después de mas de tres horas de juego y contra el número uno de entonces.
Hoy se puede repetir la historia. No con el mismo adversario y espero que no con el mismo tiempo. Puede ser la segunda victoria de Nadal en Winbledon con lo cual todos los españoles y algunos ingleses, estaremos muy orgullosos. Espero que también el Ministro de Deportes, que según como va el año, fútbol, baloncesto, motocicletas, fórmula 1, vela y tenis, está demostrando ser mejor Ministro que Presidente. O sea, que debería dimitir como Presidente y dedicarse solo al Deporte. Incluso podría conseguir para Sonsoles el campeonato de buceo en piscina pública, privada o de la Guardia Civil. ¡Anímese, señor Zapatero!

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