Uno de los seudo poetas que tenemos en mi pueblo, solía recitar, después de algunas copas de vino, aquello de: En tiempos de las bárbaras naciones/ colgaban de las cruces a los ladrones./ Ahora, en el siglo de las luces/ del pecho del ladrón, cuelgan las cruces. No hace falta aclarar que esto era antes de que Zapatero la emprendiera con los signos religiosos, por lo que piensa terminar con la Gran Cruz de Isabel la Católica, La Cruz al Mérito Militar, La Cruz al Mérito al Trabajo, las Cruces en los lugares publico, la Cruz de la Cerveza, para dejarla en Campo y hasta las cruces en los cuestionarios.
Uno de los jueces más famosos de la historia de Inglaterra es George Jeffreys, (1645-1689) nacido en la finca propiedad de su familia en Gales y nieto de John Jeffreys, muerto en 1622 que fue Presidente del Tribunal Supremo. Se le llegó a conocer con "El Juez de la Horca", después que, como presidente del Bloody Assize, pasara más de 200 condenas a la horca, incluyendo la del Duque de Monmouth.
Contaban de otro juez, de cuyo nombre no puedo acordarme, que tenia su propio juzgado en un pub del condado de Berskshire, donde juzgaba, con una jarra de cerveza que usaba como maza, a los ladrones de ovejas y los mandaba colgar inmediatamente del un viejo olmo que había en el patio.
En mis años en el Reino Unido recuerdo que se planteó, al menos tres veces, el debate de la vuelta a la pena de muerte para casos de terrorismo y otros crímenes como la violación y muerte de menores. Nunca se aprobó porque, al igual que en España, los políticos no suelen escuchar al pueblo. Cualquier británico de la calle, allí los únicos de derecha o izquierda son los políticos, todos los demás son ciudadanos que votan según les vaya, estaba de acuerdo en que asesinos convictos, confesos, inrepentes y chulescos, no merecían vivir.
También recuerdo el caso de Ronald Biggs, el que con otros compañeros robó el tren de Glasgow por un botín de más de dos millones de libras esterlinas del año 1963. Los detuvo la policía y Ronny logró escapar, comenzando una rocambolesca aventura por Francia, España y Alemania, para saltar a Australia y de allí a Brasil. Allá por los setentas la Interpol lo localizó en Rió de Janeiro, pero no lo pudieron repatriar porque se había casado con una brasileña y tenían un hijo.En 2001, cansado, viejo y enfermo volvió voluntariamente al Reino Unido, donde los jueces decidieron que tenía que cumplir su condena. Solo hace muy poco tiempo, en agosto de 2009, se le concedido la "libertad compasiva" al cumplir los ochenta años. Parece que ha cumplido su deseo de morir un hombre libre.
¿Pero en España?. Spain is different. Aquí vemos cosas que en otros países seria inconcebibles.
¿Cómo el Gobierno puede intentar sobornar a un juez ofreciéndole un buen puesto para que archive un caso contra otro juez? ¿Cómo es posible que un policía del caso Faisán le diga a otro: No te preocupes, que ha vuelto Baltasar? ¿Como es posible que Rafita, después de su horrendo crimen esté libre y pueda cachondearse de un juez con la chulería de decirle: Yo soy el Rafita.? ¿Cómo es posible que el terrorista De Juana esté de vacaciones en Irlanda del Norte con gastos pagados por la ETA, la IRA o quién? ¿Vamos a obligar a Otegui y sus secuaces a que coman?
Ahora, con motivo del aniversario de la desaparición de Marta del Castillo, (solo uno de los acusados está en prisión y los demás en libertad, cachondeándose de la policía, de los jueces y, lo que es más doloroso, de la familia), ha surgido el debate sobre la cadena perpetua, promovido por Javier Arenas y secundado por Mariano Rajoy. Los socialistas, tan progresistas ellos, han puesto el grito en el cielo y han tachado al Partido Popular de oportunista que quieren atraer con eso los votos de la extrema derecha. No se trata de derecha ni izquierda. Se trata de justicia y de que se cumplan las leyes. Que están para que se cumplan y si no sirven, se cambian. Pues simplemente se trata de eso, que se cambie el código penal, para abolir todo lo que esté mal y añadir todo lo que sea necesario. Si los políticos consultaran a los ciudadanos se enterarían que hay una gran mayoría de españoles que están a favor de la pena de muerte para terroristas, violadores y asesino de menores y gente de esa calaña. Pero si la pena de muerte se ha abolido definitivamente en aras de los Derechos Humanos, al menos que la cadena perpetua y las demás condenas sean perpetuas y se cumplan completas, en ara de los Derechos de las Víctimas.
¿Pero que se puede esperar de unos políticos que no escuchan a quienes le ha votado, sino a quienes le han puesto en las listas? .
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